La paz que todos deseamos
Hemos
llegado hasta aquí, con el único propósito de celebrar una hermosa mañana, en
donde se promueve la paz. Me llena de alegría, saber que en
medio de un mundo tan convulsionado, agitado
e indiferente; nos tomemos un espacio para hablar sobre la paz. Ese valor
universal que se adhiere a nuestro ser;
porque en lo más intrínseco de nosotros, existe un sentimiento noble que nos
impulsa a ser promotores de la paz. Ha evitar la guerra, los enfrentamientos y,
a extender nuestra mano amiga y abrazarnos a nuestros semejantes.
Si
es usted creyente en Dios, filántropo, o ateo; aun así, tiene la condición
necesaria para actuar conforme la ley, y promover la paz: usted es un ser
humano, y por consiguiente, debe saber que la paz, tal como decía Juan Pablo
II, es un don de Dios, y al mismo tiempo
una tarea de todos. Así que ya basta de sentarnos a esperar que otro venga
y nos invite a ser agentes de paz y promotores de la justica, y nos convirtamos
en la paz y a la justicia misma. Ya es
tiempo de desterrar de nosotros todo tipo de resentimiento, envidia, codicia,
maldad, animosidad y rencor. Pasemos de una vez y por todas a ser parte del
cambio actitudinal que demanda nuestra naturaleza huma.
Recuerden que cada uno de ustedes fue creado con un
propósito: ser feliz, y conseguir ese estado de sosiego, serenidad y
equilibrio, sólo es posible si hurgamos
la mirada hacia nuestro interior y recordamos que como seres sociales,
no podemos vivir aislados, sino en familia;
lo que implica no devorarnos como las fieras
irracionales. Por el contrario, debemos tolerarnos, comprendernos y colaborarnos. Tal como
lo sugiere Jimi Hendrix al decir “cuando el poder del amor sobrepase el amor al
poder, el mundo conocerá la paz”
Entonces, queridos compañeros; apreciados profesores
y demás personalidades que hoy me escuchan. Es tiempo de apartarnos de la
indiferencia, la apatía, el egoísmo y el resentimiento, y pongamos en práctica
nuestra verdadera esencia. Seamos auténticos promotores y reflejo de la paz que
deseamos para nuestro mundo. Así como
usted elige a diario una ropa que le haga lucir bien; un color de pelo que
reviva su rostro; una fragancia que agrade a los demás; así mismo, propóngase
desde hoy; es más, desde ahora mismo, brindarse
y compartir una sonrisa, un saludo, un abrazo y, cualquier manifestación de
ternura que refleje en usted la paz que desea para sí mismo y los demás.
Recuerden que los grandes cambios inician con pequeñas acciones.
Así como la pluma es la lengua del alma, nuestras
palabras constituyen el principio de la paz. Por eso les invito a que
practiquemos la Regla de Oro: hacer a los demás, sólo aquello que me gustaría
hicieran los demás por mí. La paz no es la ausencia de guerra, es una virtud,
un estado de la mente, una disposición a la.benevolencia, la confianza y la justicia. Así, si queremos un mundo de paz y de
justicia, hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.
Se
consigue la paz, brindando la paz.
Discurso pronunciado el jueves 04 de octubre, con motivo de celebrarse, el día de la paz, en el Centro de Secundaria, Juan Emilio Bosch Gaviño.